Resistir ante las ideas totalitarias es un ejemplo que ha demostrado la Universidad de Carabobo en 57 años de reapertura. Los fuertes recortes presupuestarios a loas que ha estado sometida y las trabas para nombrar nuevas autoridades son algunas de sus dificultades.
Para el cronista universitario Iván Hurtado León esta casa de estudios tiene como elemento base la proyección de sus valores y la misión fundamental de la sociedad, para enfrentar los cercos en los que el Gobierno la quiere sumergir.
Con el lema de la sociedad democrática actual, la UC está decidida a resistir, además de formar recursos humanos para el país e incentivar a los estudiantes a entender que son el producto histórico. Esta institución representa un gran recurso moral de la población. El lema que enarbola su escudo: Dios, Libertad y Cultura, establece los principios básicos fundamentales que deben inspirar la vida institucional.
El primero de estos recuerda que la búsqueda de las verdades es provisional y el hombre tiene sus limitaciones. La Libertad se presenta para defender la democracia social externa, y a nivel interno los derechos de los ciudadanos, que tienen su asiento en la autonomía, la cual debe ser respetada por el Gobierno y la sociedad.
La Cultura, como tercer principio del escudo, establece que la casa de estudios tiene un ámbito de acción fundamental en la sociedad porque cultiva las expresiones más elevadas de la creación humana, debido a que la institución es un centro creador, abierto a todas las tendencias del pensamiento.
Cada aniversario representa para Iván Hurtado León una oportunidad para que los universitarios no olviden que la UC es una institución vigente en el siglo XXI. Además para recordar a sus promotores y fundadores, por lo que considera necesario rendir tributo al doctor Alfredo Celis Pérez y a monseñor Gregorio Adam. “Fueron hombres capaces, que entendieron que la universidad es una gran creación de la civilización humana, creada para no morir”.
En 1892 el presidente Joaquín Crespo le dio categoría de universidad y funcionó como una institución de prestigio académico hasta 1903, cuando el presidente Cipriano Castro ordenó su clausura. Un dictador que los historiadores han llamado “fauno grotesco”, por ser un hombre adicto a las bajas pasiones.
Pero esta casa de estudios resurge el 21 de marzo 1958, cuando el presidente de la Junta de Gobierno, Wolfgang Larrazábal, firmó el decreto de reapertura. Su hilo conductor fue el Instituto de Ciencias Políticas José Miguel Sanz, que cumplió 100 años el pasado 12 de marzo.
Este reinicio enrumba el progreso y la civilización de los hombres.
